El concepto de "literatura"
La palabra “literatura” se presenta muy afectada por el fenómeno de la polisemia que dificulta el esclarecimiento del concepto de literatura.
Consideremos, en primer lugar, la etimología y la evolución semántica del vocablo “literatura”.
1º.- Es un derivado erudito del término latino litteratura que, según Quintiliano es calco del griego “grammatique”.
En latín, litteratura significa instrucción o también gramática. Este fue el contenido semántico de “literatura” hasta el S. XIII; cultura del hombre de letras o ciencia en general.
2º.- En los S. XVII o primera mitad del S. XVIII literatura equivale a poesía o elocuencia (para la prosa).
3º.- En la segunda mitad del S.XVIII la palabra literatura ya no designa la cultura del hombre de letras, sino a un objeto o conjunto de objetos que se puede estudiar.
Hacia el tercer cuarto del S.XVIII “literatura” significa el conjunto de obras literarias de un país.
4º.- Al concluir la penúltima década del S.XVIII “literatura” significa el fenómeno literario en general.
5º.- En los S. XIX y XX designa:
conjunto de la producción literaria.
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Conjunto de obras que se particularizan por un origen, por una temática o por su intención
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Bibliografía existente acerca de un tema determinado.
De los muchos sentidos mencionados sólo nos interesa el de literatura como actividad estética, y, en consecuencias sus obras.
6º.- La obra literaria constituye una forma determinada de mensaje verbal; pero el problema reside en distinguir el lenguaje literario del no literario.
A este respecto, hay que señalar que el lenguaje literario es semánticamente autónomo, porque tiene poder suficiente para organizar y estructurar mundos expresivos enteros, frente al lenguaje científico, filosófico, histórico que es un lenguaje heterónomo, ya que necesita y presupone siempre seres, cosas y hechos reales sobre las que transmite algún conocimiento.
Por eso precisamente el lenguaje literario puede ser explicado, pero no verificado; este lenguaje constituye un discurso contextualmente cerrado y semánticamente orgánico que instituye una verdad propia.
Entre el mundo imaginario creado por el lenguaje literario y el mundo real, hay siempre vínculos, pues la ficción literaria no se puede desprender jamás.
7º.- La verdad empírica. El mundo real es la matriz primordial y mediata de la obra literaria; pero el lenguaje literario no se refiere a ese mundo real, no lo denota.
El lenguaje literario crea una realidad nueva que mantiene una relación de significado con la realidad objetiva.
El lenguaje literario se caracteriza por ser profundamente connotativo.
El lenguaje connotativo se opone al denotativo porque el connotativo presenta un núcleo rodeado de elementos emotivos y volitivos.
El lenguaje literario es plurisignificativo porque es portador de múltiples dimensiones significativas y tiende a una multivalencia significativa, y huye del significado unívoco, que es propio del lenguaje denotativo.
8º.- La plurisignificación del lenguaje literario se manifiesta en dos planos: un plano vertical o diacrónico, y un plano horizontal o sincrónico.
En el plano vertical, la multisignificación se adhiere a la vida histórica de las palabras, al uso que las palabras han experimentado en una determinada tradición literaria.
En el plano horizontal, la palabra adquiere dimensiones plurisignificativas gracias a las relaciones conceptuadas, imaginativas, rítmicas, etc., que contrae con los demás elementos de su contexto verbal.
El lenguaje literario es indisociable del mundo de los mitos y de los arquetipos, y en él cobran las palabras dimensiones semánticas especiales.
9º.- La actividad del hombre tiende inevitablemente al hábito y a la rutina.
Esta tendencia se refleja en la actividad lingüística, y por eso el lenguaje coloquial se caracteriza por una estereotipificación. El leguaje literario, en cambio, se define por la recusación intencionada de los hábitos lingüísticos y por la exploración inhabitual de las posibidades significativas de una lengua.
La teoría de la información enseña que cuanto más trivial y más previsible sea un mensaje tanto menor será la información que transmite.
En el lenguaje literario se comprueba que los signos lingüísticos no valen sólo por su significado (como pasa con el lenguaje científico) sino también por su significante, pues la forma de las palabras, las sugerencias rítmicas, las aliteraciones, etc. son elementos importantes del arte literario.
10º.- Según lo dicho, serán obras literarias aquellas en que el mensaje crea imaginariamente su propia realidad. Aquellas obras cuyas palabras dan vida a un universo de ficción.
En una obra científica, histórica o filosófica, el leguaje denota referentes extrenos, y en verdad se relaciona necesariamente con ellos; en la obra literaria, el leguaje no manifiesta una función referencial, y su verdad es verdad de coherencia, no de correspondencia.
La teoría de la literatura se integra en el grupo de las llamadas ciencias del espíritu, que tienen por objeto el mundo creado por el hombre en el transcurso de los siglos.
Las ciencias de la naturaleza tienen como ideal la explicación de la realidad mediante la determinación de leyes universalmente válidas.
11º.- Las ciencias de la naturaleza tienen por objeto el mundo natural.
Hay que preguntarse si será posible establecer una teoría de la literatura, aunque no pueda aspirar a la objetividad, vigor y exactitud que caracterizan a las ciencias naturales.
Aquellos teóricos que creen que la obra literaria es individualidad absoluta, unicidad pura, opinan que no es posible una teoría literaria, ya que la obra literaria sólo puede ser apreciada de una forma puramente subjetiva lo que impide claramente la constitución de un saber objetivo.
De otra parte, una importante corriente estética derivada de las doctrinas de Benedetto Croce afirma que, siendo la obra literaria indivisualidad estricta, sólo una estilística individulizante podrá constituir la forma adecuada del estudio de las obras literarias.
12º.- El autor según Croce, es intuición lírica y expresión de la personalidad y, por consiguiente, individualidad pura.
Pero la obra, entendida como individuo absoluto, constituiría una esfinge perpetuamente silenciosa, una experiencia necesariamente intransferible a la conciencia de los otros.
Pero esa experiencia del autor se comunica a través del leguaje.
La obra literaria es incomprensible sin la consideración de sus relaciones con las obras del pasado.
Creemos que es posible fundamentar una teoría de la literatura, que estudie las estructuras generales de la obra literaria, las categorías estético-literarias que condicionan la obra y permiten su comprensión y que establezca un conjunto de métodos capaz de asegurar el análisis riguroso del fenómeno literario.